A los 90 días de iniciada la “cuarentena” (Asilamiento Social Preventivo y Obligatorio), la Unidad Corazón-Cerebro del ICBA realizó una encuesta (on-line) para conocer la prevalencia de ansiedad y depresión entre los pacientes mayores de 18 años que se asisten en el Instituto. Luego de recibir 3542 respuesta se supo que la prevalencia de ansiedad (13.5%) y la depresión (16.7%) fueron 3 veces más elevadas que en la población general siendo más frecuente en las mujeres y en el grupo más jóvenes (< de 40 años). Además, quienes presentaron estos trastornos de conducta mostraban más adherencia a “conductas de riesgo” (fumar cigarrillos, sedentarismo), así como mayor consumo de psicofármacos, trastornos de sueño y mayor número de consultas en los servicios de emergencia médica (estos datos fueron publicados en la Revista de la Federación Argentina de Cardiología en 2020).
Con la intención de conocer la prevalencia de ansiedad y depresión luego de terminada la “cuarentena”, hemos realizado una segunda encuesta (on-line) a los mismos 5000 mail obteniendo 1076 respuestas. Así esta segunda encuesta fue realizada a los 250 días de la primera y a 150 días de finalizado el ASPO. Tanto la prevalencia de ansiedad (21%) y depresión (19.7%) continuaron en aumento respecto a la encuesta anterior. El 8.4% de la población encuestada habían sufrido enfermedad por COVID-19 (64% fueron mujeres, el 12% formas graves con requerimiento de oxígeno). No hubo diferencias en la prevalencia de los trastornos conductuales entre los participantes que contrajeron COVID comparados con los que no enfermaron por COVID. Observando que, el consumo de psicofármacos y los trastornos del sueño fue similar. El sedentarismo disminuyo en la segunda encuesta (explicado por la ausencia de restricciones al movimiento) pero el número de consultas a servicios de emergencia aumento (aunque los motivos no difirieron: elevación de la presión arterial, palpitaciones y opresión en el pecho).
En conclusión, los trastornos conductuales (ansiedad y depresión) persisten aún concluida la cuarentena y parecieran estar relacionados con las consecuencias de la cuarentena y la pandemia (incertidumbre, pérdida o inestabilidad laboral, problemas económicos etc.). Tanto la ansiedad como la depresión son considerados factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardio y cerebrovasculares. El desafío se plantea en el abordaje de este importante “pool” de pacientes.
1. Edvard Munch. “Desesperanza”. Museo de Oslo
2. Edvard Munch. “El grito”. Museo de Oslo.
Mirta Calissano
Muchas gracias por esta info. Soy Master en Neurociencias, Docente Adscripta, Mastologa Acreditada, y con casi 40 años de ejercicio profesional este es el tipo de conectoma que nos ayuda a integrar en la practica los conocimientos de otros profesionales y usarlos en el consultorio.