¿Cómo se diagnostica la hipertensión arterial?

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Susana, no se sintió bien cuando despertó. Tenía una sensación de vacío en la cabeza y tensión en los músculos cervicales. Decidió medir su presión arterial con un equipo electrónico en su domicilio. El resultado de la medición fue: 170-90 mm Hg, por lo cual, Susana decidió concurrir a la guardia médica. Una segunda medición realizada por la enfermera arrojó como resultado 180-95 mm Hg. Preguntas: ¿Susana, es hipertensa? ¿Debe iniciar tratamiento farmacológico? ¿Necesita realizar más estudios cardiovasculares?

La situación de Susana es muy frecuente en la consulta médica. Las elevaciones aisladas de la presión arterial, sin ser patológicas, pueden responder a múltiples causas, cefaleas, ansiedad, dolores, etc. De hecho los valores de presión arterial se modifican continuamente de acuerdo a nuestra actividad, situación clínica, estado anímico, etc. Por tal motivo no se puede considerar que una persona es hipertensa sin antes alcanzar un adecuado diagnóstico.

La hipertensión arterial es una enfermedad vascular cuya causa es múltiple, incluye factores genéticos, ambientales, nutricionales, estilos de vida, tabaquismo, factores de riesgo vasculares, etc. Es una enfermedad no curable pero controlable, por lo cual quién padezca hipertensión arterial debe recibir tratamiento farmacológico permanente para disminuir el riesgo y sus complicaciones cardio y cerebrovasculares. De manera que, la hipertensión arterial debe tener un correcto diagnóstico médico.

El valor por encima del cual se considera elevada la presión arterial es 140 mm Hg de presión sistólica o máxima y/o 90 mm Hg de presión diastólica o mínima. Sin embargo una medición aislada de presión arterial que supere estos límites no alcanza como criterio diagnóstico. Es así que, el diagnóstico de hipertensión arterial se debe alcanzar con: a) una adecuada medición de la presión arterial y b) un adecuado conocimiento del status cardiovascular que permita evaluar el riesgo. 

  1. Medición de la presión arterial en el consultorio. Debe realizarse en condiciones estándar (figura 1). Se deben registrar 3 mediciones separadas por 1 minuto, en más de una visita médica y promediar los resultados.
  2. Monitoreo ambulatorio de la presión arterial de 24 horas. Debe realizarse con equipos validados, con mediciones cada 15 minutos. El método permite obtener promedios de la presión arterial diurnos, nocturnos y evaluar las variaciones durante las 24 horas.
  3. Monitoreo domiciliario de la presión arterial. Lo realiza el paciente, en su domicilio, con equipos validados durante 7 días consecutivos. Deben realizarse mediciones matutinas y vespertinas en las mismas condiciones estándar (figura 1) con que se obtienen en el consultorio.

El resultado anormal de uno o más de estos métodos utilizados permite cumplir con los criterios establecidos y alcanzar el diagnóstico de hipertensión arterial. Por su parte, los estudios complementarios de rutina tales como: examen clínico, electrocardiograma, ecografía Doppler cardíaca y vascular u otros más sofisticados, nos permite conocer el impacto de la hipertensión arterial sobre el sistema cardiovascular y calcular el riesgo global futuro de padecer eventos vasculares. Es así que, con todos estos datos podremos brindar un adecuado tratamiento.

En conclusión, las elevaciones aisladas de la presión arterial no son diagnóstico de hipertensión arterial, se requieren más estudios para confirmar el mismo e iniciar el tratamiento farmacológico adecuado.

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