Una de cada 3 personas sanas a los 65 años desarrollará un ataque vásculo-cerebral, una demencia o ambas antes de morir (Lancet Neurol 2007;12:1106). La enfermedad vasculo-cerebral (5.1%) y la enfermedad de Alzheimer (3.6%) ocupan el quinto y sexto lugar entre las primeras 10 causas de muerte en los U.S.A., con mayor prevalencia en la mujer (2:1). En el segmento etario de los 80 años, el 62% de las demencias la padecen las mujeres y a partir de los 90 años la prevalencia masculina se estabiliza y la femenina continúa aumentando.
Algunos factores de riesgo le son propios a la mujer (relacionados a cambios hormonales) otros son comunes pero presentan un impacto y expresión clínica diferentes. Las variaciones cíclicas hormonales durante la edad fértil, así como el aumento durante el desarrollo y su ausencia en la menopausia inciden sobre el desarrollo cerebral, la cognición y su involución. Los estrógenos tienen funciones neuroprotectoras (incrementan la sobrevida neuronal, inhiben el depósito y toxicidad del β-amiloide) y neurotróficas (promueven la sinaptogénesis, la actividad colinérgica y mejoran el flujo cerebral). La utilización de la terapia hormonal de reemplazo en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia es controvertido (Brain Res 2011:1379:188). Solo el tratamiento con estrógenos administrados en forma temprana al inicio de la menopausia están asociados con una reducción del riesgo de deterioro cognitivo y demencia futuros.
La edad es el principal factor de riesgo no-modificable para desarrollar deterioro cognitivo, con más impacto en la mujer dado su mayor expectativa de vida. En tanto, la educación es el principal factor de riesgo modificable no-vascular. El nivel educativo está ligado a la reserva cognitiva e impacta en forma negativa a temprana edad. La dificultad de acceso al conocimiento que sufrieron las mujeres más de medio siglo atrás, por motivo sociales y culturales, es el resultado una reserva cognitiva más baja. En un trabajo que realizamos sobre más de 1000 mujeres (J Clin Hypertens 2015:17:970), la falta de educación incremento 5 veces el riesgo de deterioro cognitivo (OR 5.18, IC95% 3.31-8.13; p 0.001).
La hipertensión arterial, el principal factor de riesgo vascular para desarrollar demencia, es más prevalente y menos controlado en la mujer a partir de la sexta década. El incremento de la presión arterial guarda relación directa con la caída en la cognición (Clin Geriatr Med 2009;25:259). La hipertensión y el estado de menopausia potencian su impacto negativo (J Clin Hypertens 2015:17:970).
En conclusión, la prevalencia de demencia en la mujer es mayor siendo la enfermedad de Alzheimer su etiología más frecuente. Si bien los factores de riesgo vasculares modificables son comunes a hombres y mujeres, pero su impacto es diferente resultando en una expresión clínica de la demencia más severa. Finalmente, la terapia hormonal en la reducción del riesgo no parece tener un papel definido.
Dr. Augusto Vicario
Unidad Corazón-Cerebro (ICBA)
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