¿Podemos prevenir sus complicaciones?
En 1935, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt presentaba una presión arterial superior a la normal que, continuo aumentando en los siguientes 9 años. En 1944, durante un discurso de campaña, sufrió un fuerte dolor en el pecho (una angina), una complicación de la hipertensión arterial. Tiempo después, durante la Conferencia de Yalta (1945), Roosevelt mostraba una ostensible dificultad respiratoria (insuficiencia cardíaca), que le impedía “…completar las frases” cuando hablaba. Su corazón estaba agrandado y su riñon dañado. Su presión arterial en ese momento se acercó a 250/150mm Hg. Leer artículo completo
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