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Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
Con impresionante precisión y economía de palabras, en 2 estrofas de la poesía “Reír llorando”, Juan de Dios Peza [1] describe [en la figura del Gran Garrick] [2] esa temporal debilidad del ánimo que suele ser conocida como depresión. Durante el siglo XIX, la literatura romántica introdujo el término “Spleen”, para referirse al estado de melancolía o angustia vital que embarga a una persona.
Pero más allá de los términos o modismos de cada época, la depresión es uno de los desórdenes mentales más frecuentes, discapacitante que compromete el estado de salud incrementando la mortalidad. Sin embargo, la depresión es sub-diagnosticada y no tratada.
La relación entre la depresión y la enfermedad cardio y cerebrovascular es bidireccional. Es decir, es un factor de riesgo para sufrir un infarto de miocardio, hipertensión arterial o ACV y a su vez condiciona la evolución y pronóstico de tales patologías. La depresión aumenta las posibilidades de padecer un infarto de miocardio, favorece el desarrollo de arritmias y aumenta la mortalidad. Entre los enfermos con insuficiencia cardíaca la presencia de depresión dificulta el tratamiento y empeora el pronóstico. La depresión es causa de complicaciones durante el posoperatorio de by-pass coronario. Los factores de riesgo vascular (hipertensión, colesterol elevado, diabetes, etc.) dañan las arterias del cerebro y son causa de ACV, deterioro cognitivo y depresión. Más aún, el 30% de las personas que sufren un ACV desarrollarán depresión un año después.
Estos antecedentes son motivo suficiente para comprender la importancia de diagnosticar y tratar esta afección anímica. Su diagnóstico es clínico y su tratamiento farmacológico y/o psicoterápico. Entre el 10-15% de los pacientes que concurren a los consultorios de cardiología por diversos motivos presentan síntomas depresivos y no son diagnosticados.
…
Me deja- agrega el médico -perplejo
vuestro mal, y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.
-¿A Garrick ? -Sí, a Garrick…
…
-Así -dijo el enfermo -no me curo:
¡Yo soy Garrick ! Cambiádme la receta.
La depresión puede tratarse, cambiemos la receta.
[1] Juan de Dios Peza. Poeta y político mexicano (1852-1910). Poesía: Reír llorando.
[2] David Garrick. Actor y dramaturgo británico (1717-1779).
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