Gustavo H. Cerezo y Augusto Vicario (ICBA-Instituto Cardiovascular)
Vertex Rev. Arg. Psiquiatr. (2021).32(153):5-12
La pandemia COVID-19 y las medidas sanitarias implementadas impactaron en forma negativa sobre la salud mental de las personas más vulnerables, aumentando las tasas de ansiedad y depresión. En este estudio los autores han investigado la prevalencia de ansiedad y depresión en pacientes con enfermedad cardiovascular y/o factores de riesgo después de finalizada la cuarentena y la compararon con la prevalencia durante el cuarentena y antes de la pandemia COVID-19. Para ello se valieron de un cuestionario on-line enviado a los 150 días de finalizada la cuarentena, utilizando como herramienta para la métrica la escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HAD, por sus siglas en inglés). Estos resultados fueron comparados con las muestras obtenidas durante la cuarentena (día 90 del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) y el estudio EPICA realizado en 2016 antes de la pandemia COVID-19.
Las muestras estudiadas incluyeron 1076, 3542 y 1035 pacientes respectivamente. La prevalencia de ansiedad fluctuó pero no cambió (20.8%, 13.5% y 21% respectivamente) y la depresión incrementó su prevalencia (9.8%, 16.7% y 19.7% respectivamente). La depresión se asoció con la enfermedad coronaria y las conductas de riesgo, tales como fumar cigarrillos o la inactividad física (<150 minutos semanales). Los autores concluyen que la depresión duplicó su prevalencia durante la pandemia COVID-19 en pacientes con enfermedad cardiovascular y/o factores de riesgo pero se cuadriplicó respecto a los datos en la población general. Aún desconocemos si son solo trastornos o síntomas reactivos y temporarios a la pandemia, a las medidas sanitarias implementadas o constituyen un cambio en la prevalencia de la depresión. Los efectos de la pandemia parecen extenderse más allá de la duración de la cuarentena y plantea un desafío para la medicina clínica que deberá abordar la problemática en forma multidisciplinaria, entendiendo que la salud mental y las enfermedades cardiovasculares mantienen una relación bidireccional.
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